Son variedades propias de nuestro territorio pues se han venido cultivando desde hace décadas, y están adaptadas al suelo, al clima, a las plagas, a enfermedades y a otras condiciones locales. Todo ello hace que para su cultivo sean necesarios menos fitosanitarios y fertilizantes, a la vez que su multiplicación es más sencilla y barata. Por el contrario, aunque pueden ser menos productivas son más sabrosas y saludables. El uso de variedades tradicionales nos beneficia porque:

  • Son parte de la cultura y de la gastronomía ya que recogen la sabiduría transmitida de generación en generación, diversifican nuestra dieta y enriquecen nuestra base alimentaria.
  • Son de fácil obtención pues las podemos seleccionar e intercambiar entre nosotros. También nos dan autonomía y control de lo que cultivamos y comemos porque producimos nuestra propia planta.
  •  Aumentan la biodiversidad del agro ecosistema y conservan todas las características genéticas de la variedad: color, sabor, tamaño, resistencia a plagas...
  •  Permiten la educación y sensibilización del consumidor.

Taller de extracción de semillas de tomate: se realiza una práctica de extracción de semillas de tomate a través del método húmedo y fermentación.


Actividad financiada en el 80 % por la DPH

 

 

 

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